Con la vuelta del buen tiempo nos comenzamos a mover de nuevo. Un día nos fuimos a Andorra, un país un tanto singular, pues es de esos países que hay que recorrer despacito, no vaya a ser cosa de pasarlo de largo.

Andorra se encuentra en la frontera entre España y Francia, a unas 3 horas de carretera desde donde vivimos. Está en medio de los Pirineos, de hecho, es uno de los pasos más importantes y de allí la importancia que en distintas épocas tuvo Andorra. Carlomagno, Charlemagne o Carlemany pasó por allí. Y escribo su nombre de tres maneras diferentes pues esos son los idiomas que se hablan en Andorra: Castellano, Francés y Catalán, este último el idioma oficial del Principado que, dicho sea de paso, no tiene príncipe. Noten que en la versión catalana, la `ny´ del final se pronuncia como `ñ´ y la `e´ del medio casi como `a´. Si no les sale bien, no se precupen, a mi tampoco.

Como les decía, el Principado no tiene príncipe, los jefes de estado son el presidente de Francia, que lo recibió como sucesor del rey de Francia, que lo había ganado, por conquista, de no sé que duque o conde de la zona y el obispo de La Seu de Urgell, un pueblo del lado español, que era la contrapartida de aquel duque o conde francés en el juego por el dominio del paso. La Seu de Urgell: Seu es Sede, especificamente religiosa, como la Santa Sede, así que el pueblo mismo siempre estuvo relacionado con la sede eclesiástica. Supongo que actualmente el Vaticano mantiene un obispo allí para beneficio de los andorranos porque La Seu, por su tamaño, no lo justifica.

Geográficamente está en la boca del paso de montaña, así que sería el lugar perfecto para controlar el paso de tropas o mercancías, de hecho, aún lo es dado que ahí está la aduana, pues Andorra, como la mayoría de los otros países pequeños de Europa, no está en la Unión Europea y por tanto tiene aduanas con los países vecinos. Estos países viven de no ser parte de la Unión, suelen tener bancos tan discretos como los suizos para guardar la plata de los vecinos y montones de tiendas de artículos libres de impuesto, principalmente cigarrillos, perfumes, licores y armas. En otra época también se conseguían artículos electrónicos muy baratos, pero como estos artículos ahora tienen menos impuesto que antes, la diferencia ya no justifica. También el combustible es barato, pero el coche no tiene más que un tanque.

Andorra La Vella (que quiere decir la vieja, no la bella, y no hay ninguna Andorra La Nueva) está en un valle con el río Valira en el fondo. Las calles y rutas principales corren paralelas al río y las faldas de los cerros vecinos son tan abruptas que las calles contiguas pueden estar a 6 u 8 pisos de diferencia de altura, siendo muy frecuente que al mismo edificio se pueda acceder por la terraza desde una calle y por la planta baja desde la otra.

Las faldas de los cerros vecinos están densamente forestadas, el paisaje es de un verde oscuro mezclado con manchones de gris oscuro de la piedra basáltica, resultado de haber sido un volcán en otra época. Las aguas termales, otra de las atracciones turísticas del lugar junto con el esquí en invierno, son un recordatorio de la antigua actividad volcánica. Uno de los edificios más llamativos de Andorra La Vella es el del centro termal Caldea, un palacio de cristal espejado que contiene una serie de piscinas de distintas formas, tamaños, temperatura y decoración y que, para hacerlo visible desde todos lados, lo han coronado con una pirámide altísima que, al no tener nada afín con qué llenarla, la han hecho edificio de oficinas.

El país tiene 65000 habitantes, de los cuales un tercio son ciudadanos. Al ser tan chico, algunos servicios, como el correo, lo proveen los países vecinos. Se pueden encontrar buzones tanto de los correos de Francia como de España. Tienen su propio diario, radio y televisión, todos ellos en catalán, aunque el canal de televisión lo único que hace la mayor parte del día es mostrar una camara fija en el estudio de grabación de la radio con el locutor de turno, casi de espaldas a la cámara, leyendo las noticias. No tienen moneda propia, ahora usan el Euro, pero antes usaban indistintamente Francos y Pesetas. Al no tener correo propio, tampoco tienen sellos de correo. Eso no quiere decir que no haya monedas o sellos andorranos. Ocasionalmente hacen una emisión para vender a numismáticos y filatelistas a precios varias veces el valor nominal, pero ninguno de ellos circula realmente.

Todos en Andorra aprenden catalán, francés y castellano, pudiendo comenzar por cualquiera de los 3 idiomas para los primeros grados. La mayoría habla también inglés y ahora también van a poder estudiar portugués/gallego por la gran cantidad de inmigrantes que han venido de esos lugares. Claro que lo de `gran cantidad´ es en términos relativos.

Paseando por el centro vimos detenerse una ambulancia a pocos metros de donde estábamos. Iba a atender a una señora que había cruzado por entre los autos atascados, como casi siempre, en las pocas calles que hay. Al salir de la línea de autos, la había embestido una moto que pasaba adelantando a los coches detenidos. La atendieron entre las varias ambulancias que iban llegando (terminaron siendo 4 ambulancias, un patrullero de la policía y dos policías en moto) y los vecinos. Supongo que en un pueblo que vive del esquí, atender traumatismos por golpes y caídas debe ser bastante corriente, además de que, siendo el lugar tan chico, todos se conocen. No digo que fuera un fiesta, pues la circunstancia no daba para eso, pero gente no faltaba y, al parecer, todos se conocían.

Lindo viaje, el paisaje fue lindo en el camino de ida y de vuelta, y Andorra es linda y llena de cosas curiosas, siendo un país chico como es. Claro que no se le puede dedicar mucho tiempo, al menos que uno quiera recorrer una y otra vez siempre las mismas calles.